El vestido desbocado ante el deseo
y la piel enarbolada por su falta.
Ataviado de flores su cabello
y los ojos brillantes de lágrimas.
Va lindando al rio caudaloso,
el miedo la estremece y la sujeta.
El silencio penetra suavemente en oídos callados,
la textura del camino la tropieza en desatino.
No espera quimeras envueltas en lino,
la luna dejo de mirarla.
El sol se esfumó un buen día,
mañana tras mañana.
LOLA FONTECHA -Jaén-
DE FACEBOOK - 6187 - UN POCO MÁS ARRIBA DE LA PICOTA
Hace 10 horas
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