domingo, 7 de julio de 2019

UN ÁNGEL DE FUEGO ENCENDIDO


No se inventaron palabras que describan tu belleza y tu figura.
Eres un ángel de alma misteriosa que en delirios y pasión, busca el amor
me miras, parpadeo fugaz del fuego de tus ojos, tú aroma jazmín en flor.

En el rojo ocaso y el desparpajo de tu cadencia lujuriosa, me pierdo.
Entre la curvatura de tus muslos mis venas se revelan de pasión libertada
y allí tu espalda desnuda hace volar las mariposas tatuadas en tu espalda.

Envidio al sol que en tu bella desnudez sin pudor te acaricia.
La brevedad de tu figura, pasión pura, estremece el fuego en tu cuerpo
y bebo los pétalos de tus pechos, que enerva la bella punta de tus senos.

Mujer, enamórate de mí, y déjame beber el néctar de tu flor.
Dejaré soledad y esperas, cuando me sumerja entre la miel de tus muslos
y tus flores más bonitas se abran a mí, y arder en la pasión de tus fuegos.

Tu cuerpo se mueve sin respiro, conmovido, pausadamente.
Liberando todas tus pasiones, lujurias secretas entre tus sueños deseados
apretado entre tus piernas, tus caricias tiernas, y tus gemidos extasiados.

Quiero, amor, el tiempo necesario para respirarte y amarte.
Inventaré mi gozo ardiente y fogoso, un delirio que seas mía entre versos
en las profundidades de tus sombras dulces, y de beber tu vientre a besos.

Así, amándote apasionado, tu lengua acaricia lujuriosa mi boca.
Respiro tu aliento, y una bella primavera enciende las flores en tu huerto
el éxtasis de mujer en flor y tu piel me ahoga, y tu pasión por mí latiendo.

Contigo, quiero volver a ser todo el fuego, y tú la llama.
Voy a amarte como el fuego del sol, sin brumas en los grises de mi vida
serás mía ardiendo dulcemente, gozando de amores y pasiones, rendida.

Quiero estrujar con mis brazos, hasta tus sombras dulces.
Perdido en el éxtasis consentido de este amor, que acaricia mis sentidos
y dibujar en tu espalda desnuda mi nombre con mi boca, sublime delirio.

Extasiada tú, siento la caricia de tu risa cristalina, libre como el sol.
Promesas vuelan al viento, y anuncian momentos de un nuevo encuentro
dolor en mi vida en tiempos de espera, y extrañar las curvas de tu cuerpo.

¡Porqué amarte tanto, así!
Si hasta puedo morir por ti.

Manuel F. Romero Mazziotti -Argentina-

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