Porque te amo hoy
como hace tiempo. Tiempo de claridades
de sombras y sofocos. De amaneceres rubios
sobre la cama blanca.
Hechizados y humeantes nuestros cuerpos decían
tantas cosas veladas. Apenas un suspiro se volvía
gigante
con cuatro letras rojas sobre mi corazón.
Hace años yo fui un amante fogoso.
Hoy soy un sabio amante de tu cuerpo vestido
con las noches de insomnio
con ojeras cosidas en tus ojos ajados
por tu indagar inquieto tras la neblina incauta
esperando el verano que ya no llegará.
Te amo como siempre
con tus incertidumbres y tus aptas palabras
con tus silencios largos
y con ese qué sé yo que aún no he descifrado.
Tú has sido la sustancia que suscribió mi huella
el deslumbrante sol que iluminó mis penas
y por eso te espero compañera
en el postrero rincón de mi bahía.
Presintiendo tu mano sobre mi verso gris
sigo haciendo señales a la galaxia azul
para que no te marches antes de mi partir.
Beatriz Ojeda
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