La noche silenciosa
se anuda en las tinieblas,
y la luna sedienta y lisonjera
se esconde en el cenit,
y acompaña con hambre
los amantes furtivos,
sobre el enjambre loco
y la magia de amor,
la entrega se desata
con esa luna cómplice,
y en las notas ardientes
la gota de placer,
la hoguera entre las sábanas
enciende las caricias,
y los besos queman
sobre la ávida piel,
mientras la alcoba mira
y las cobijas gritan,
y la cama palpita
y acomoda el placer,
en medio de delicias
y sopores de miel.
José Vicente Castro Romero -Colombia-
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