Como un malabarista que juega con la Muerte,
prestidigitador que las horas desplaza
y hace reír a todos con una y otra suerte,
sin distinción de credo ni distinción de raza;
como un mago polícromo de enlutada chistera
y de vara increíble; como esos pobres diablos
que presenta el Teatro de la Humana Quimera,
hecho con la madera de podridos establos;
decapitando rubias y desventrando prosas,
entre burlas del público que descubre el conejo,
así te me figuras autografiando rosas,
autor de las espinas, de espaldas a un espejo.
Me río en tus viviendas donde la Muerte danza;
en cosquillas patéticas, de horror me descalabro;
porque ya sé, Dios mío, Satán de la Esperanza,
que la vida es un chiste: ¡un gran chiste macabro!
Luis Ángel Casas (La Habana, Cuba, 1928 - Miami, USA, 2013)
Compartido por María Eugenia Caseiro
Publicado en Pensamiento
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