AL CARIBE MI ALMA LE ESCRIBE LAS DAMAS SON LA VIDA

Hoy, estos campos huelen a mujer,
donde sus manantiales dan dulzura,
por ser de uva y manzanas de comer
a quienes llevan siempre en su hermosura,

hasta los vientos prueban el sabor
que su lagar emana cada día,
lo brindan revestido del amor,
con ternura, cariño y con valía,

son del cielo el mayor de los manjares,
y del mundo lo agraz que vierten ellas,
por el viento la luna el sol y mares
dejan a su esplendor por ser muy bellas,

son sus cristales dándonos su brillo,
como un bello jardín bien colorido,
en donde el viento sopla tan sencillo
su amapola y el nardo florecido,

de los ojos serán lo más grandioso,
de la mente el divino y gran manjar,
del corazón sutil y cariñoso
serán lo más preciado a cultivar,

el geranio de malva les florece
porque son el jardín de una y mil flores,
y por eso con ellas no perece
el que reciba de ellas sus amores,

y son la luz que guían nuestro mundo
dando del corazón lo más divino,
en donde hasta el más necio o vagabundo
saben que son la vida y dulce vino,

son lo fresco del día y el rocío
que a diario se nos viene en el verano,
son la luz de la aurora bajo el frío,
y sin luna y sin brillo todo es vano,

son el canto que llega al corazón,
cuando brindan la paz y sus caricias,
te dan felicidad con emoción
y con su bello amor nos dan albricias,

el horizonte goza sus bellezas,
más la luna recibe sus brillares,
son las damas las únicas grandezas
que me llenan de luz a mis versares.

EL PINTOR Y PADRE DEL CIELO

Mi Padre el que pinta blanco y pinta negro
con amor del Cielo y desde su Trono,
le brindo mis gracias a quien no abandono,
por eso le canto, me río, y me alegro,

porque Él es bien bueno y a Él lo prefiero,
porque es poderoso mi Padre sincero;
tinta de mi piel es tinta del cielo
cubriendo a mi alma sin ningún deshielo,

mi alma teñiste con sabias de tilas,
y diste a mi mente la luz de la aurora
con canto del cielo el cual me enamora
tus luces divinas las que Tú destilas.

Jose Manuel Quintero Rojas