El viejo bar de bohemia, humo, licor,
la música presagiaba encantos fugaces.
Ella, sedas rojas rompiendo neblinas sutiles,
felinos ojos, angelical, prohibido cielo.
En nuestra frágil inseguridad, atraídos,
las miradas encontrando lo perdido.
Violines y chelos románticos y trágicos,
los deseos dormidos, aventurándolo todo.
Piel de mármol, fina talla, reluciente,
el claroscuro insinuaba su espalda desnuda.
En el saludo, nuestras manos gotearon esperanzas,
hoguera crepitante, al encuentro de la miel.
Danzan constelaciones, fotones confabulados,
sin ecuaciones matemáticas , balanceo químico.
Sin razones, sin cordura, en crisoles pieles ardiendo,
…la luna viajó a la llegada de la diáfana mañana.
¡ sin arrepentimientos, desnudos … tu y yo ¡
Álvaro Álvarez Rojas (aprendiz de poeta) -Colombia-
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