Le pregunté si alguna vez
había sentido lo que era amar
y sentirse amado.
Y su silencio dijo a voces,
lo que su boca debía callar.
Por el frunce de su ceño,
confirmé, que su frío,
era por jamás haber sentido
el verdadero calor de un amor.
Mayda Álvarez
No hay comentarios:
Publicar un comentario