sábado, 19 de enero de 2019

LOS AÑITOS DE UN ÁNGEL


Hay personas expertas en ángeles, no yo, pero Dios ha querido que conozca a uno de ellos, para sorpresa mía, muy diferente a los que había tallado para siempre en mi mente después de ver tantos Botticellis, Da Vincis, iglesias y museos. Este ángel que yo he visto, besado y abrazado, no tiene alas, y apenas camina, con el glamour de un pequeño "camionero", la firmeza del atleta llegando a la meta, o la belleza en pasarela de la modelo. Este ángel que considero ahora mío no hace milagros pues mi cara de idiota al verlo no ha podido hacer desaparecer, ni tampoco detener mis lágrimas de emoción por solo verlo.
Este ángel es muy pequeño, y de seguro habla como los ángeles más viejos pues yo no le entiendo, aunque supongo que cuando me dice "abuo" me está diciendo abuelo. Este ángel no reza, y su mirada elevada al cielo no es para buscar a Dios u otros ángeles compañeros, sino para señalar con un minúsculo dedo un avión que pasa o por debajo suyo un turpial o un azulejo. Este angelito pequeño sonríe, y a carcajadas desarruga corazones angustiados y les revive sus sueños. Este ángel que Dios me permitió conocer es casi tan humano que transforma instantes y momentos de felicidad en años de amores eternos, por ahora apenas dos añitos, que hoy con ese angelito convertido en pirata... celebraremos.

Jorge Alberto Velásquez Peláez

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