En una bolsa de plástico, sin propaganda, llevaban una tortilla para cenar; en el asiento de atrás del coche los regalos empaquetados: Una caracola, para invocarse cuando estuvieran lejos el uno del otro, y un portarretrato, en el que colocarían retazos de sus vidas.
- Eso iba pensando al ver la fila de soldados -. El niño se le soltó de las manos corriendo, con la mano extendida, hacia uno de ellos.
Recordó aquel amanecer, junto al acantilado.
Olivia Falcón
No hay comentarios:
Publicar un comentario