Miré atrás, sin equivocarme
mientras iba contando mis pasos
entre las tinieblas de tantos años,
desde aquel beso en que me enterraste
y... ¡al fin!... te he encontrado
aunque no quisiera recordarte.
Recuerdo que nos fuimos enamorando
como se enamoran los fracasados
tornando a nuestras mocedades,
caminando sobre el alambre
para pecar aquellos pecados
que no pudimos pecar antes.
Me alzo en el aire que exhalas
y bebo el sol de la mañana
posándome entre tus labios
como nadie se ha posado,
y disfruto de tu mirada
en la que aún me sigo mirando.
¿Que me das, que me has embrujado?
¿que veneno es el que me has dado?
las horas se desacompasan,
aquí se quedan... aquí me atacan
cuando no lates en mi costado...
me cansa morir por las mañanas
para volver resucitado
al minuto en que me amas
aunque de eso... nunca me canso.
Luis Maria Saiz Laso
No hay comentarios:
Publicar un comentario