Esto hace bastante fue publicado. Pero al cabo del tiempo, los seguidores de Don Genaro, para mi dicha y sorpresa, se multiplicaron. Lógicamente los primeros fragmentos por varios no fueron leídos. Pero volvió a llegarme y se me pregunto. De modo considere republicar lo que amerito responder.
“Hace poco llegó cierta inquietud de una apreciada amiga por chat privado. Me pregunto si los fragmentos que vengo publicando desde septiembre del año 2015, “mis tardes con Don Genaro” (el inesperado e impresionante recibimiento felizmente obligo a continuarlo) si el nombre de Genaro era ficticio, un imaginario. Presumiendo quizás de lo que vinieron siguieron su lectura alguno lo haya pensado comparto mi respuesta. Don Genaro existió en la vida real, y afortunadamente para mí, hace algunos años tuve la dicha de conocerlo. Y con la pena no sucediera años antes, no haber escuchado sus sabios consejos en otras etapas de mi vida. Por lo tanto las jornadas que narran todos los fragmentos son absolutamente reales, rescatados y basados en las originales conversaciones sostenidas con mi añorado y recordado amigo. Lo válido es el recuerdo que atesoro de este anciano. Es transcribir sus reflexiones y sabidurías adquiridas a través de sus intensos 88 años de vida…”
“Me seduce ofrecer la narrativa específica de mis visitas aquel parque que alcanzó sus siete tardes…“
“Fue durante esas tardes en ese solar que riso su infancia y añoro en vida –el parque Lezama- donde se originó estas intensas y fecundas conversaciones. Lo que hizo sentir y pensar este hombre para mi inmenso, pero tan anónimo como la mayoría de las personas…“
“Quizás lo añorado de su historia sea que se dio en sus últimos meses de vida. Pero fue suficiente para recordarlo como entrañable amigo y aun perdurable maestro…”
“Decidí centralizar sus enseñanzas. Es “auditar” su “voz” exponiendo sus conocimientos y experiencias en esas frías pero gustosas tardes de mayo de 1981. De este modo aquí se agrupó la suma global de 57 horas de diálogos con aquel hombre extraño, singular y profundo. Después surgió la idea de desglosarlo en títulos como orientación a quien desee volver sobre algún tema específico. Debo aclarar algo importante. Me refiero a la minuciosidad de sus conceptos. Eso se debió por obra y gracia del propio Don Genaro. Creo esa tarde decidió brindar sus “clases intensivas”. Fue voluntario de este hombre, no a mi pedido. No sé bien porque lo hizo. Pero seguro no alcance los días de mi vida para agradecerlo. Fue su insistencia que a los años cobró el valor que el visionó: Me animó a tomar apuntes. Y ahora comprendo y lo bendigo. De no haber existido mis pacientes anotaciones, seguramente casi todo se hubiese perdido. Aquí se desglosa mis diálogos con aquel sabio y apacible hombre, en esas cortas pero tan valiosas siete tardes de su vida. Lamente no se hubiese multiplicado. Pero fue lo que tuvo que ser y así por siempre lo recordaré..."
Con amor y mi gratitud
José Revello
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