Mamá, hoy es diciembre treinta y uno.
¡Qué ganas de comerme ese buñuelo!
Boniato, yuca y calabaza muelo.
Con gramos de nostalgia amaso y uno
el postre que será mi desayuno.
Ya está el almíbar oloroso, cuelo
este licor de anís en otro cielo.
El móvil me perturba inoportuno.
Errática y fugaz es la llamada.
Me salta el corazón de la receta.
Mamá, si yo pudiera hasta tu almohada
llevarte mis buñuelos. ¡Qué burrada!
No puse sal, mas eso no me inquieta.
¡El agua de mis ojos es salada!
Jorge García de la Fe
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