Sucumbo
en el silencio de tu olvido
adormezco horas enteras
en el suspiro que brota
por tu ausencia.
Tortuosa
agonía ésta de pensarte
pobres versos que se ahogan
ante la indiferencia de tus pupilas.
Graznido
enloquecedor de impaciencia
boca que no merece la desilusión
de tus besos
inerte
mi cuerpo que en vano espera
por tus abrazos.
Dahilda Gómez Pino
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