Muy en el fondo,
dijiste la mejor de tus frases,
encalaste los peldaños
para que no tropezásemos,
vaticinaste tres auroras
desde tu sillón de cuero,
y dejaste una nota
para que no nos extrañase
el perfil de tu ausencia.
La posdata añadía
que siguiésemos sonriendo.
MANUEL JESÚS GONZÁLEZ CARRASCO -Madrid-
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