Con respeto y admiración
para todas las mujeres del mundo.
Volví con la frente en alto
a mi patria que adoraba
después de que me exiliaran
cuando por ella luchaba.
Los verdugos gobernantes
que negaban ser humanos
sin importarles la causa
nos doblegaban las manos.
Viendo los pueblos vencidos
nos levantamos en armas
reclamamos la justicia
y encendimos las alarmas.
Los dictadores miedosos
su poder manifestaron
pero acabaron llorosos
y pronto se acobardaron.
La mujer mostró su fuerza
dejando de ser rebaño
y tomó por fin las cuerdas
para subsanar su daño.
Los tiranos prisioneros
hoy miran mi frente en alto
que orgullosa y sin pecado
les devuelvo hasta su asfalto.
Jerry Méndez -México-
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