lunes, 5 de marzo de 2018

TRANQUILIDAD


Nos fuimos a las playas del Caribe,
donde en paz se vive,
en busca de reposo,
en algún lugar hermoso.

Encontramos una playa,
con una fina arena,
donde poder estirar la toalla,
y tener una dulce condena,
al lado de mi amada,
que, por cierto, estaba encantada.

No nos llovió durante la estancia,
lo cual tiene su importancia,
pues podían tener sequía,
el resto de los días,
pero no fue así,
y eso lo vi,
teniendo ricos manantiales,
tanto de agua fría, como termales.

Encontré sentido,
a todo lo que había oído,
de ese fabuloso lugar
donde tienes cerca el mar,
con aguas puras y cristalinas,
donde poderte dar un baño,
y que por poco no te arruinas,
de eso, no te engaño.

Una noche como testigo,
fuimos a ver a unos amigos,
no se a que hora regresamos,
pero os aseguro, que tardamos.

Éramos felices, reconociendo el lugar
para saber como tratar
a la gente que residía,
y hacía ahí su día a día,
pues se le cruzó a mi esposa,
la cual es preciosa,
venir a vivir al jubilarnos,
y en buenas manos encontrarnos.

La tranquilidad fue perpetua
hasta que tuvimos que hacer la maleta,
entonces llegaron las crispaciones,
y de tanto en tanto, algunas discusiones,
pero nada de lo que nos pasa a diario,
mirando ambos el calendario,
por si tuviésemos reuniones
y señalar las próximas vacaciones.

JAUME ALEGRE LASTERRA -Barcelona-

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