domingo, 4 de marzo de 2018

NOCHES SIN LUNA


Mis ojos no sueñan
con la oscuridad.
Sueñan siempre
con otras cosas
en noches sin luna.
Donde los sueños
se tejen  a veces
como suaves telas
de sutil seda...
Tejidos por arañas
que entre estrellas,
brillantes y relucientes
cuelgan sus obras
para que nosotros
los soñadores
de las noches
más oscuras
las recojamos
y creemos poesías
con lo que no tenemos
y desearíamos tener,
almacenar, guardar,
proteger, atesorar.
¡Nuestros sueños
de adolescentes días!.
Cuando todo se abría
a la vida por vivir
que con extrema suavidad
nos daba la mano
y nos conducía
sobre esa estela,
marina y plateada
en una noche
de luna llena...
Donde los jazmines,
dejaban ir su aroma.
Y la luna se reía,
viendo la felicidad
de los nuevos soñadores.
¡Nosotros!
Que ya casi,casi,
la hemos dejado atrás.
¡Muy atrás! Más allá...
De la estela de la luna
que juguetona,
se esconde hoy
entre las nubes.
Sin dibujar ésa,
su blanca estela,
sobre el oscuro mar
de esta noche
sin luna alguna.
A la que llegamos,
un día, sin más,
sin darnos cuenta
y sin saber...
Que los poetas,
escriben siempre
en noches sin luna,
más tristes que alegres.
Dejándose ir...
Para poder llegar.
¿A dónde se llega,
una noche sin luna...?.
Se preguntan los poetas.
Y la respuesta es:
¡Para poder soñar!
Que los verdes árboles
hunden sus raíces
en un luminoso cielo.
Y la bóveda celeste
da la vuelta...
El mar tiene nubes
y el cielo olas
que van y vienen
sobre los sueños
de la humanidad.
En esas noches
con ausencia de luna
y desatados sueños,
por vivir, apresar,
crear o escribir.
Se forjan los poemas,
sujetados por estrellas,
escritos en cuartillas.

MARÍA LUISA HERAS VÁZQUEZ -Barcelona-

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