Los colores de la discriminación, son el odio a sí mismos, y los traumáticos sucesos en la vida personal o social del individuo o pueblo. La mala formación mental, espiritual y educacional en casa y en su entorno.
Porque, ¿De qué color es la piel del amor?,
si sabes amar lo amas todo y a todos sin escudriñar su color de piel.
Porque, sólo nuestros hechos no hacen diferentes.
¿Cómo no amarnos por igual si somos humanos en cualquier latitud del orbe?.
¿Cómo no amar la atrayente piel canela?,
¿o la piel color durazno, y hermosa piel de ébano?,
¿Cómo no amar los mágicos acentos y los vastos idiomas florecientes en la fulgurante luz de la diversidad de las lenguas?.
¿Cómo no amar nuestra patria universal sin fronteras?
¿Por qué, todos somos habitantes del mismo mundo “embrujoso”
con aroma a latinos, europeos,
africanos, asiáticos y americanos?
y de sus misteriosos cantos de la fusión de idiosincrasias,
en la estela crepuscular de un orbe sin discriminación.
Donde se comparte el pan ázimo con la inefable miel de las bondadosas almas,
y la fulgia de la inmarcesible y gloriosa época de epifanía.
En la ferviente y gloriosa mente del ser humano,
habitante de un mundo de etérea igualdad.
Hortencia Aguilar Herrera -México-
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