Ven a mí, ven al volcán de mi deseo,
apaga con tu pasión esquiva, el magma
que me consume por dentro y me lleva
A los campos grises de la incertidumbre.
Quémame con la fragua de tus labios rojos
cíñeme en tus ondulaciones sutiles
déjame saborear las mieles de tu sexo.
Dime que hay fuera de ti… ¿la florida primavera
el descarnado invierno?, verano otoño… nada.
Solo contigo cobra sentido mi azarosa vida,
no, no puedo vivir sin el aroma de tu cuerpo.
Mi alma languidece si no tengo el susurro de tu voz
el destello de tu mirada cautivadora y recóndita
la alegría de tu risa que es como agua cantarina.
Mi cuerpo sin tu cuerpo muere, dime que mi cuerpo no es tu cuerpo y dame la muerte.
Lleva mi alma donde el horizonte se pierde,
allá donde no existen los recuerdos.
Antonio Parrado -Barcelona-
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