¿ Cuánto podré decir
callar, gritar?
¡ Nada gané!
Un sitio
cada cual , busca
a la hora de partir
y la vida
avanza con sus destellos,
bíblica y sonriente
peregrina de si
de todo.
Tendré
que cerrar los ojos,
mirar tranquilo a la mesa,
desenrollar
el poco pelo que llevo
y este manojo de huesos
que presiente su fin.
REYNALDO ARMESTO OLIVA -CUBA-
Publicado en Centro Cultural San Francisco Solano
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