De lo absurdo en lo cotidiano
rescato el milagro:
La luz y la palabra.
Del camino,
el sorpresivo meandro,
la cuesta
y ese final insólito
en precipicio o pampa.
En el río,
la ilusión de la corriente
invadiéndome las venas.
Y los peces,
desollando los anzuelos.
Y esa calma del cielo
reflejado en el espejo
que es cielo y es agua.
De lo cotidiano
rescato lo absurdo
para seguir soñando.
Mientras sueño que vivo.
Del libro Los indicios de
HAIDÉ DAIBAN -Argentina-
Publicado en Ágora 18
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