sábado, 8 de julio de 2017

MAESTRO, ADALID DEL SABER


Cuando al mirarte, miré tu figura paternal y escultural
imaginé cómo aprender la lección con erudición,
deseé ser la mejor de tu clase y recibir tu bendición.
¡Oh, adalid de luz, reverencio tu intelecto cultural!
Noble maestro recuerdo tus enseñanzas, tu guiaste mi mano
en mi desgano, me enseñaste a razonar, pensar y dar
lo mejor, amar el deber escolar, de estudiante, como el grano,
la semilla que crece de la mano del sembrador en su andar.
Con destreza y con amor abonaste la planta que da su flor,
con dulzor, miro al pasado y reconozco tu labor diaria;
yo escuché tu clamor y vencí huellas de la ignorancia en mi albor.
Eras eco profundo, de gran resonancia en mi victoria.
Cada atardecer, tu luz era un claro sol y dejaba su esencia.
Con magnificencia Iluminaste este bello girasol,
con tu sapiencia y tornasol, que deja fuerte y segura caricia,
querencia al alma, tus bellas loas, hojas en arrebol.
Maestro, no todos son maestros, pero tú, con pasión lo fuiste;
elegiste tu arte de enseñar, con amor y con rigor
con dulzura y sin fragor que atonte nuestro aprendizaje y el alpiste.
He allí el detalle; brillaste sin ensombrecer tu color.
Me inspiraste,
me distes esperanzas,
despertaste mi imaginación
y estimulaste mi amor por aprender.

Rosa Elizabeth Chacón León / Elizabeth Chacon Stevens -Perú / USA-

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