Están ahí, como el vecino
de la acera de enfrente, algo
más lejos, pero están
tan extraños como el propio vecino;
están, como el vecino
del medio oriente, donde
se vive, se sufre, a veces
se resigna, a veces se revela;
y se muere a veces indignado,
a veces inmolado.
Se muere, con dolor
o con rabia.
MAGDALENA MARTÍN RODRÍGUEZ -Málaga-
Publicado en Luz Cultural
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