A Pilar Becerra
No puede salir
sin herirse
de las indefensas nubes.
Los amigos le dejan un rincón,
que haga noche en su pantano
como un muerto al que le dura
un agua enferma
y él arranca ramas de su desiquilibrio
construye un cubil
hasta que vuelva el día
y le vengue los ojos.
Mientras la oscuridad lo cicatriza
fuera
sólo
lo inhumano amanece.
Del libro Nunca de
Leopoldo Castilla -Argentina-
Publicado en Poesía del mondongo
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