Tu ángulo es un lugar de ternura.
El tiempo se quedaba a pesar de los ecos.
Sí, los ecos.
Cayendo de los árboles
podías ver el espejo dentro de un Invierno.
Imposible pero cierto:
la voz destruyó los hechos.
Demasiado pronto, demasiado amanecer.
Nunca una cuestión,
pero siempre preguntándote
si los cielos guardaban el nombre
de tus nubes plateadas.
Y otra vez los ecos.
Y otra vez el Invierno.
Pero recuerda,
en silencio,
tu ángulo es un lugar de ternura.
Beatriz Pérez Sánchez -Barcelona-
Publicado en La Naúsea
No hay comentarios:
Publicar un comentario