jueves, 6 de julio de 2017

ALZHEIMER


I

Se le conoce como enfermedad
que roe en los veneros de la mente,
aduerme la fluidez en la corriente
y en ésta aflora cierta turbiedad.
Los síntomas se asocian con la edad,
no siendo algo que brota de repente,
va abriéndose camino muy silente
hasta que da la cara de verdad.
Una vez que se asoma al escenario
este síntoma audaz y temerario
se le debe tratar en su medida.
Es una enfermedad muy complicada
y por tanto ha de estar muy controlada
para que no nos gane la partida.

II

Se le debe prestar gran atención
ya que esta enfermedad bien lo requiere,
un detalle por mínimo que fuere
le sirve a la cadena de eslabón.
Nos debemos cargar de comprensión
y a base de ésta, lograr que coopere
el enfermo; y aun tiempo que no altere
el enfoque frontal de su visión.
Todo será distinto si sabemos
alisar bien por donde nos movemos,
a base de cariño y más cariño.
Pues el enfermo que este mal padece,
el amor y el afecto lo agradece
con la misma ilusión que lo hace un niño.

III

Con un buen trato haremos que el paciente
resuelva sus problemas cotidianos,
seamos, pues, su cabeza, pies y manos;
y sigamos sus pasos lentamente.
Sembremos alegría en el ambiente,
limemos las aristas de los planos,
si hacemos los caminos todos llanos;
por ellos andarán más fácilmente
aquellos que padecen este mal.
En su entorno no hagamos un charcal
donde puedan caer sin darse cuenta.
De nosotros depende su vivir,
seamos el corazón y su latir
y la estrella fugaz que los orienta.

PENSEMOS QUE NOSOTROS TAL VEZ LUEGO
NECESITAR PODAMOS DE ESTE APEGO...

Manuel Mejía Sánchez-Cambronero -Ciudad Real-
Publicado en la revista Arena y cal 250


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