lunes, 25 de abril de 2016

LA POSTERIDAD


Cualquier escritor, pensador o poeta puede apaciguar su ego remitiendo sus trabajos no al arbitrio de un presente efímero, sino al reposado veredicto de la posteridad, pero debe ser consciente de que, si la posteridad no le recuerda, habrá trabajado en vano.
Tal es el caso de Marie Jeanne Roland, revolucionaria francesa que encomendó sus memorias a una posteridad imparcial, pero el tiempo ha impuesto sobre ellas una pesada losa de silencio, como se encarga de recordarnos Albert Camus en “El mito de Sísifo”. Para Camus, la posteridad es una eternidad irrisoria. Tal vez a nosotros nos parezca que escribir para la posteridad es absurdo. Y lo sería realmente si el hecho en cuestión pudiera ser despojado de la esperanza.

Del libro “La dimensión poética del mundo” de Mariano Estrada

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