viernes, 1 de abril de 2016

SOBRE EL DETERMINISMO


“Todo lo que esté destinado a no suceder no sucederá por más esfuerzos que se hagan. Todo lo que está destinado a suceder, sucederá, por más esfuerzos que se hagan para impedirlo. Permaneced en silencio” (Ramana Maharshi).

            El determinismo que se desprende de esta cita es, sin duda alguna, abrumador. Sin embargo, tenemos la libertad y la responsabilidad sobre nuestros actos; y sobre lo que hagamos, y esto es lo más terrible de soportar a veces, nadie, salvo nosotros, es responsable. Lo que decidimos hacer, todo lo que hagamos, en definitiva no lo hacemos por nadie. Lo hacemos porque creemos que eso que realizamos nos beneficia o nos puede ayudar o nos complace. Sin embargo, es fácil llegar a culpar siempre de nuestros errores al prójimo.

            El destino, como el porvenir, la suerte, o cualquier otro designio  nunca está echado. Aunque nos gusta pensar que sí, por la tranquilidad que nos deja en el alma entender que no somos los responsables de lo que nos ocurre.

            Hay hombres que luchan contra el destino. Y esa frase siempre me ha cautivado, porque esos hombres que luchan contra el destino son los auténticos amos de sus vidas, los que se responsabilizan de sus actos, los que creen que la libertad es tan infinita que sólo nos aleja de ella el propio miedo que tengamos a no saber qué hacer y a no saber, sobre todo, cómo afrontar lo hecho.

            En silencio, sí, hay que permanecer, pero no esperando a que suceda lo que tenga que acontecer, sino para recapacitar si lo que hemos hecho nos ha engrandecido y no ha hecho daño a nadie. A pensar, en silencio, siempre en silencio, y a escuchar lo que nos dice el alma, que todo está por hacer y el camino siempre se hace corto. Hazlo todo por amor que el amor sí determina las cosas y les da su sentido.

Isidoro Irroca

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