Aún me hipnotiza
la cadencia de tu nombre,
las curvas de cabello,
la palidez de tu memoria
(herencia de tu abuela).
También lo hace
lo lejano de tu aliento,
lo terso de tus sentencias,
el misterio de tus pasos
(que desmenuzo de memoria).
Así como
el carácter de tu vientre,
el relieve de tu presencia,
y claro,
el hedonismo
de cada uno de tus tatuajes.
Aún espero, que un día,
te hagan estremecer
cada uno mis textos.
ERIC URÍAS -México-
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