Sus propias balas lo llevaron al último tren de París
a ser fotografiado en la noche
a lamerse solo
No requirió a otro balas
para ser el positivo de esos negativos recuperados
para seguirla y golpearla a la fotógrafa
para liberar, en curda, a los chanchos
Sus propias balas lo llevaron a desaparecer
con sus objetos por el fuego
al estigma del vitriolo
a la escena del crimen
Sus propias balas lo llevaron a la bala que lo mata
al asesino.
Del libro Tomavistas de
ROLANDO REVAGLIATTI -Argentina-
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