Si tu mente, aunque débil, no está abierta,
¿cómo adentrarme en ti, y predisponerte?
No importa cuán enfática o cuán fuerte
pueda ser mi opinión, o cuán experta.
Sólo si tu castillo abre la puerta,
podré infiltrarme y decidir tu suerte.
Si amurallado estás, sólo la muerte
podrá atraparte, pero no hay oferta.
Convencerte es vencerte, y con espejos,
colores y murmullos, desde lejos
minaré tus defensas, y abrirás.
Conmigo dentro, estás desamparado.
Te hablaré, escucharás, y desarmado,
cuanto pueda venderte, lo querrás.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -In memoriam-
No hay comentarios:
Publicar un comentario