A la hora del Angelus, a la hora en que el gris de la tristeza se transforma en oscuridad. En que el pájaro estuvo y se fue, como juré un día.
Esa misma en que la soledad se transforma en dolor, soledad disecada en paspartú. En que las campanas destilan vino agrio y el aroma de los tilos no alcanza a renovar las ganas de vivir. En la que nace el trozo de nada en que se ha convertido la noche, en esa hora descanso y vuelven sus vidas desde otros mundos, a sostener la mía hasta su hora sagrada.
SUSANA CATTANEO
Publicado en el blog extranjeraweb
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Hace 12 horas
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