domingo, 27 de octubre de 2013

DE ILUSIONES

De un jirón en el perchero
cuelga la ilusión inmaculada,
la lozanía de titanio
que endomingamos altivos
cuando el cutis no juzgaba.
Con agua de lluvia la regábamos
y con Channel de Hollywood
la teñíamos olfatoria.
Su desnudez nos cautivaba
en la cola del humo
que portaban el escudo
de las naves que botábamos
apretando los párpados.
Le quitábamos el polvo vetusto
con mimosos soplidos
y la repintábamos afanosos
cuando la edad lo requería.
Un día, confundido entre otros,
extraviado entre demasiados,
la colgamos en el desván
y la cubrimos con otro nombre
para olvidar el olvido.
Allí oscila, sequerosa,
al vaivén de la polilla,
desfamada, sin afeites,
ninguneada y sola.

MANUEL JESÚS GONZÁLEZ CARRASCO -Madrid-

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