jueves, 13 de junio de 2013

LA ESTACIÓN DE SERVICIO

En la parte de atrás de la estación de servicio la vida transcurre más lenta y rara. El tiempo se vuelve remiso y dubitativo. Es como una tregua concedida con desinterés; un refugio de todo al aire libre, donde las miradas se vuelven ferruginoso bostezo y no distinguen nada. Aparco allí y me siento en mitad de una fuga. Cierro los ojos, trato de hacerme un ovillo y me traslado a cualquier momento pasado en otra parte de atrás  de mi existencia, protegido por silencios cargados de rumores y olor a expectativas estancadas.

Mientras los padres duermen en el coche de al lado, los niños, mostrando levemente sus lenguas por entre una sonrisa pícara, rompen botellines vacíos de cerveza: uno contra otro, otro, otro…. Ese ruido marca casi con exactitud el paso de los minutos bajo el sol de julio.

Juanfran Molina
Publicado en la revista Sea breve, por favor

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