viernes, 28 de junio de 2013

YO AMÉ A UN GORRIÓN

Desde pequeña amo a los gorriones.
En Berga, una ciudad famosa en muchas partes del mundo por su PATUM, una fiesta muy especial, hubo una tormenta grandiosa, cientos de pájaros se quedaron sin nidos y sin crías.
Tenía ocho años.
Pasé por la rambla y entre las ramas caídas de los árboles, un pequeño gorrión piaba desconsolado. Lo tome entre mis manos y lo llevé a casa.
Mi madre nos miró con tristeza, diciéndome "No vivirá, cariño, es demasiado pequeño, necesita a su mamá".
Ni me prohibió tenerlo ni me dio esperanzas de que pudiese sobrevivir, pero lo hizo, o mejor dicho ¡Lo hicimos él y yo!.
Fue creciendo.
Comía de mi boca, dormitaba sobre mi pecho, de alguna manera éramos amigos. Daba saltos intentando volar y mi madre me miraba por encima del libro que leía, hasta que un día me lo dijo. "Tienes que dejarlo ir".
Creo que no quise oírla, pero la oí. Salí al patio con él y lo lancé con cuidado, corriendo para ir a recogerlo. No recuerdo las veces que intentó volar, pero finalmente lo hizo.
Dio un montón de giros a mi alrededor hasta posarse en mi hombro. Subí contenta.
Dejé de estarlo al ver el rostro serio de mi madre. Sin que me hablase la entendí. "Ahora, cariño, ahora".
Abrí la ventana llorando, me decía a mí misma..."Se morirá sin mí, pasará frío. Él no sabe comer solo" pero seguí abriendo la ventana, llorando en silencio.
Lo puse en mi mano y lo lancé al aire, a su medio, a su libertad. Voló y mi madre cerró la ventana inmediatamente, mientras me abrazaba.
No tardó nada en regresar. Miraba a través de los cristales, como esperando que le abriese la puerta de su casa, pero ella, siguió diciéndome " Si realmente le quieres, no le abras, se fuerte".
Yo no era fuerte, sólo era una niña sin amigos, con la puerta de la libertad fuera de mi alcance, pero él era libre por amor.
Tardó una hora en irse, pero se fue, a su mundo a su cielo.
Yo me quedé presa tras los cristales y huérfana de un gorrión que supo volar mientras yo, desde el suelo, lloraba su ausencia y mi prisión.
¡Buenos días, mis amigos gorriones!

Mabel Escribano Usero
Publicado en el blog mabelcuenta

No hay comentarios:

Publicar un comentario