viernes, 28 de junio de 2013

EL PUENTE DEL INCA

Los labios ambarinos de la bella quebrada
se unen por el puente tendido hace mil años.
El río, con su espuma, se retuerce en la hondonada
repechando el suceso ocurrido en antaño.

Es una inmensa piedra que une orillas,
cubierta por las sales de las aguas hirvientes.
El  paisaje se muestra en locuaz maravilla,
que enmarcan los cerros al Este y al poniente.

Cuenta antigua leyenda que un inca soberano
padecía de males con triste sufrimiento.
Su padre compungido, rogaba a sus hermanos
por cura milagrosa que aliviara el lamento.

Un indio que vivía en las cimas rocosas,
 ya viejo y arrugado, le dijo que llevara
al joven rumbo al sur, a las aguas barrosas
y en ellas su cuerpo, confiado lo bañara.

¿Cómo no escuchar la voz de la experiencia?
Preguntose el viejo inca, a la vez que ordenaba
preparar la caravana, combatir la inclemencia,
en el largo camino que ante él presentaba.

Fueron días y noches cruzando mil lagunas,
serranías y valles, riachuelos y torrentes.
Mas el inca empeoraba, sin esperanza alguna
de encontrar la salud en las aguas calientes.

De pronto a sus ojos se ofrece una garganta
que impide el pasar de la triste comitiva.
Desespera en la noche. La luna se levanta.
Se hace eco en la piedra la humilde rogativa.

Las estrellas, muy blancas, en la noche titilaban,
presagiando la ocurrencia de precioso misterio.
Las espumas del río, en el fondo rezaban
porque el inca volviera, con salud a su imperio.

Llegada la mañana, la luz en el camino
bañó la gran piedra que unía las riberas.
El inca pudo así continuar su destino,
agradeciendo el milagro que allí se produjera.

Desde entonces, del Inca, es el puente llamado,
y en Los Andes se muestra con total lozanía.
Le pido, si lo ve, que recuerde lo narrado.

Es historia llegada de antigua lejanía

 Del libro Leyendas mendocinas Jorge Julio Ammar -Argentina-
Publicado en la revista Mapuche 64

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