que duerme y encarcela tantas vidas...
sueño con el vértigo,
con mapas sin nombres
como ese tren que nunca,
nunca llega.
En cualquier momento tendrás algo de mí
y no habrá más matices, más preguntas.
Sólo tu voz escuchará mi aliento
que nunca llega a hablarte,
nunca llega.
Estaré dos mil años
susurrando tu nombre,
soltando en el viento mi tristeza.
Se acumulan las cruces,
quisiera elegir una,
pero la lluvia en el mar no deja huella.
Gonzalo Salesky
Publicado en la revista Nevando en la Guinea 33
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