Tu nombre me persigue
como un desierto de palabras,
como un destierro de golondrinas;
me persigue
como un desaparecido
pide que regresen
su cuerpo del olvido.
Tu nombre
se aprisiona en mi lengua
y surge en la nada;
aparece,
escrito
como si fuera de agua,
como si fuera a perderse.
Tu nombre
roba el agua de los ríos
y me abandona
despoblada.
Enfermedad del silencio roto,
sabiduría de la letra,
tu nombre
despeja
los cementerios del domingo.
Pasa por mí
como un silencio
manso:
susurro que te dice
y desaparece.
Te invoco
como las sirenas atormentan
a los marinos,
te nombro
como los peces
se llevan el agua de los ríos
a la parte oscura del mar,
a la parte no dicha de tu ausencia.
Tu nombre
deshabita todos los nombres
y me despoja de los anagramas
que me ocultan y te llaman.
Mariana Vacs -Argentina-
Publicado en la revista deliteraturayalgomas
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