Si yo fuera Dios, quemaría
todo el dinero del mundo en una plaza
para que “rabien los millonarios”
- como decía Tuñón -
y los norteamericanos
no pueden financiar sus guerras,
y el Banco del Vaticano
deba cerrar definitivamente,
pero soy nada más que “un simple
y pálido poeta” – como decía Neruda –
y vaya a saber por qué razón
Dios sigue emitiendo moneda desde el cielo.
Del libro El fin ya tuvo lugar de
CÉSAR CANTONI -Argentina-
Publicado en la revista Estación Quilmes
No hay comentarios:
Publicar un comentario