miércoles, 13 de marzo de 2013

EL SACRÍLEGO


Me llamaron el sacrílego / utopizante
y sólo dije, donde se pueda oírseme
clara y poderosamente que el hombre cambia,
así como lenta, gradual y dialécticamente
cambia todo... cambia
la espiga de trigo y cambia
el grano de mostaza.

Cambia el huevo y la gallina que muere,
cambia la vida y continúa en la muerte...
pero me llamaron sacrílego.

Y fue poco lo que dije:
Que las revoluciones son parteros necesarios
y el dolor existe, pero sabio es
por precario y más sabia la alegría
que vence el odio, lo doblega antes
de que se descubra el miedo, la amenaza,
la codicia, la naturaleza amarga.

Dije que el alimento es bello,
siéndolo mucho más porque se ha sufrido
de hambre, o de sed y por falta de abrigo.

Soy injuriado cada vez que subo
a revaluar la esencia de ese dominio
que hoy ví desesperante y definí,
como si fuese adivino:
poder caduco, estéril.

No por siempre llamaré su sociedad
y su dominio, malditos.
Empoderarse es necesario
e imprescindible.

Carlos López Dzur -Puerto Rico-
Publicado en Suplemento de Realidades y Ficciones 56

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