viernes, 1 de marzo de 2013

LAS ALIMAÑAS


Las alimañas que andan por ahí no descansan. Llevan ya una temporada calentando el ambiente, señalando a los responsables de todos nuestros males y desastres: los de “fuera”. Las alimañas, que necesitan de la ignorancia para seguir sobreviviendo, cierran los ojos cuando sus bestiales hijos salen a la calle y apalean, como dignos discípulos de la secta de la caperuza blanca, a un grupo de negros, moros o chinos, o se manifiestan portando banderas nazis por las calles de cualquier ciudad del país que dirigen. Cuando los manifestantes protestan contra sus políticas reaccionarias, lanzan sus bestias represoras a la calle y les ordenan el reparto “equitativo” de “leña” a diestro y siniestro, como ángeles vengadores que deben arrojar a la serpiente del paraíso capitalista y culturalmente monolítico que defienden estos neonazis en ciernes.

Alimañas que inventan patrañas para acabar con sus enemigos políticos, o que inventan leyes para limitar la oposición política e ideológica a sus planteamientos carroñeros. Hablan bien, como buenos alumnos educados en colegios jesuíticos e influidos por sectas opusinas de ilustres y canonizados hechiceros. emiten encuestas más falsas que las monedas de tres euros, o bajan los precios ficticios mientras los monederos se vacían con más rapidez que hace unos meses. Pero no importa, aúllan las bestias, esto va bien... mientras ellos lo digan.

¿Fabricarán dentro de unos meses estrellas amarillas para colgar en los pechos de todos aquellos y aquellas que no entren en el rebaño? ¿Harán romper los cristales de los edificios antiglobalización? Tal vez convoquen a sus lacayos para iniciar una nueva noche de cristales rotos, y concentren al adversario, al diferente, al pensador y pensadora, en los particulares campos de exterminio del aislamiento y el desprecio, fabricando el sistema a su medida.

Francisco J. Segovia -Granada-

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