miércoles, 30 de mayo de 2012

LA OTRA NOCHE

Adormecida y lánguida,
en el rebozo de la mullida franela,
con los ojos como clavitos,
te das cuenta,
de pronto
que el silencio del teléfono te agobia.

Y te recuerda,
que quieres la luna.

Y entonces te olvidas
y quieres
que te envuelvan con rizos de estrellas.

Y te meces en el sofá del sueño
del gustirrinín
y del calentito vaivén.

Y te escapas
aburrida del inconstante vaivén
de libros y televisión y de lo cotidiano.

Y cantas melancólica y pedestre.

Y te calzas con el peine de la prisa,
te besan los espejos
y te ofreces a la vida
con las ansias de la primera vez
auscultando la noche
en el “sin ti no soy nada” del dial.

GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-

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