Me soñaste azul
y azul me hice.
Entraba azul a las iglesias
Estaba azul en las cocinas
Azul era para todos tus amigos
Te di hijos azules.
Un día te aburrió el azul; querías rojo.
No se puede pasar de azul a rojo
Así que recuperé mi color blanco,
pero me quedé con el azul para mis manos.
Con manos azules te escribo
Adiós para siempre A DIOS.
Estela Moreno. España
Publicado en la revista Oriflama 16
No hay comentarios:
Publicar un comentario