martes, 29 de mayo de 2012

DE NOCHE

Borra la noche la última sonrisa
desprendida del rostro del ocaso;
llega oscuro el silencio paso a paso,
forastero del brazo de la brisa.

Y vienes tú, en diafanidad, sin prisa,
con fervor enemigo del fracaso,
ofreciéndote entera, fresco vaso
para la sed, canción que se improvisa.

Y me envuelves, me acunas, y me anegas,
y aunque no me resisto, me doblegas,
y aunque no lo requieres, me abandono.

Mano de luna, beso de bengala,
muslos de incendio en que el amor se instala...
Yo, sediento y sensual, ya no razono.

FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-

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