Acróstico engarzado en óleos tornasol que van deslumbrando bajo el follaje de un sentir tan profundo, una especie de cascadas cuya caricia se transforma al nombrarte en forma pausada: amada musa; verter de emociones, adagio de un suspiro en forma de verso, pronunciado como una forma de amarte sin recato en mística y sublime cadencia de arrebatos, enardecidos con esa luz; primavera de destellos que proclama al tiempo, no te aproximes porque mi amada y este latir somos eternos
En el firmamento de la pasión, deseo sentir tu piel junto a la mía en una especie de eslabón, que permita caminar sobre la ensoñación del éxtasis provocado, por la tormenta de fantasías bajo el jadeo de palabras, con sabor a esencia y misturas que estimulan a los néctares de ebriedad
Oh... dulce amada; necesito la savia de tus besos, las caricias furtivas, para disfrutar el reflejo de tu belleza convertida ahora en delicias que vamos cincelando. al compás de los arpegios enardecidos en amarnos después de amar
Nelson Lenin Aguinaga Ortiz
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