Almas vagabundas se deterioran en silencio,
esclavas de la opacidad y oprimidas por el reniego,
los labios enmudecen para profetizar,
los oídos ensordecen ante súplicas y lamentos,
los pecados martillan las esperanzas hasta volverlas diminutas y afiladas consecuencias que no son saldas en el averno.
Después de muertos,
¿Quién los recuerda?
Oraciones que se elevan, se dispersan entre los santos o quizás entre los escogidos,
mientras hay un crujir de dientes que no desaparece,
tocan a mi puerta constantemente, con voces extrañas me levantan, los escucho decir;
¡Declamad nuestra aflicción!
¡Somos la burla de los creyentes!
¡Somos la pestilencia del prejuicio!
Observo a mi derredor múltiples calaveras implorando mi atención,
lastimadas e incineradas por la luminiscencia,
extienden sus manos huesudas intentando conseguir reposo,
inclinan su cabeza delante de mí, gratificando el auxilio que proviene de mi voz.
Visito sus lápidas desdeñadas, escoltando su desconsuelo, firmando el pacto mortal de almas en penas.
"Nacida entre ellos, acogida por la penuria, alimentada por el sollozo, aclamada por las ánimas y convocada en el crepúsculo"
Atentamente
La Voz De Los Afligidos.
Jeannette La Poeta Gótica -Estados Unidos-
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