-Desde este escritorio-
en estos momentos breves de la mañana;
mientras me concentro en el misterio caprichoso
de la naturaleza sobre esta palma.
Con vuelos de siguas sobre este extraño cocotero
en la orilla de la playa;
o el súbito posarse sobre su copa extraña,
para ver, desde allí, su mundo cotidiano.
Desde donde observan los jardines de mi casa
los naranjos y las plataneras de mi huerto;
y este hombre aprendiz de poeta
que está todo el rato escribiendo.
Hay un trino concertado de pájaros
en esta hora de la mañana, serena y fría;
que sólo la perturba el ruido infernal
de una máquina que repara la cerca.
Yo reposo en la luz, la recojo en mis manos
y la llevo a mi escasa cabellera;
porque lo mismo que esta palmera, es la vida
con los caprichos de la naturaleza...
La palma se retuerce en espiral
y mi cabellera se vuela sin pedir permiso siquiera;
¿dónde mirar en esta mañana suave,
y encontrarme con alguien que me observe y me reconozca?
Así que miro el mundo desde este pedestal,
suspiro y alegremente lo dejo correr...
RAFAEL CHACÓN MARTEL
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