No quiero opio, ni brebajes, solo ansío
el vino de tu boca donde el amor inflama
tu aliento mezclado de almizcle y tabaco,
hacia tÍ mis deseos parten en caravana,
tus ojos son pozos en que bebe mi hastío
obra de algún letal conjuro demoníaco.
En esos grandes ojos que anhelo y castigo
me devora tu llama, la dicha de tenerte
en fuego ardiente y placer prohibido
quiero fundirme en tu abrazo de amor y muerte
no importa el precio ni el cruel destino
o arder en el infierno eternamente.
Eres sombra de un sueño, noches embriagantes
que enardecen ésta nuestra dicha nosciva,
sembraré tu piel bronceada de diamantes
con besos húmedos hasta quedarme dormida,
seremos navíos mecidos en mares llameantes
quiero permanecer de ti, amor, siempre cautiva.
Isabel Domínguez Castro -México-
No hay comentarios:
Publicar un comentario