Se despertó el día a media tarde
y no estuviste ahí para mirarlo.
En tertulia pasaste la noche embriago de sueños
Y tibiamente te arropaste en las sombras y su nostalgia.
Encumbraste a la altura de tus hombros
tus sueños de enamorado.
Con perfumes de nardos te perfumaste y acariciaste.
Un enfermizo narciso,
muriendo lentamente en sus complejos.
Con desprecio a hurtadillas
A tu alrededor miradas.
Nada te complacía, un Adonis te creías
morando en el Parnaso de Poetas y dioses.
Qué lastima me das…
Pérfidos fueron tus besos
Profanaste con tu hipocresía
Los labios al tocarlos,
y que húmedos de placer a ti se entregaron.
De ti solo quedan recuerdos
Un círculo de dolor cerrado.
Y se hace volar al limbo…
donde solo moran las quimeras
de relaciones maltrechas en olvido enterradas…
Sánate, estás enfermo…
Lesbia Gómez
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